domingo, 28 de mayo de 2017

La sombra del holón España y la negación de partes que lo componen

Entre el soberanismo se han hecho muchos chistes y bromas de cuánto se le debe al PP por haber empujado a tantos catalanes a querer la independencia. En psicología se dice que cuando no reconoces tu sombra y no la integras, ésta te domina. Ya escribí sobre la paradoja que los que más se autoproclaman como los «defensores de la unidad de España» y más declaran su amor por ella son los que más han ayudado a la consolidación del movimiento soberanista, es decir, a la rotura de España. De ahí podemos concluir que está actuando una sombra colectiva. Mi tesis es que esta sombra colectiva tiene su origen en las heridas aún vivas de la Guerra Civil de 1936 a 1939. La sombra son aquellos elementos del propio ser que no se quieren reconocer como propios, se escinden, se alienan y, como indudablemente continuan activos, acaban proyectándose en un «otro».
Sobre el soberanismo están cayendo una acusaciones que entre si son llamativamente contradictorias y que el unionismo no se percate tales contradicciones tiene que ver con el peso de la visión Azul/Ámbar mítico-pertenencia dominante en él. Por un lado se le acusa de ser una maniobra de la «burguesía catalana», lo que antes se llamaba «gente de orden», para perpetuarse en su avaricia, su egoísmo y sus privilegios; el liberalismo clásico burgués es un de los demonios de esa visión del mundo Ámbar. Por otro lado, se acusa al soberanismo de estar dirigido por radicales, populistas y antisistema que precisamente amenazan a la gente de orden, pretenden romper la ley y acabarán con la paz, la prosperidad y el trabajo. La poca coherencia de ambas acusaciones (¿burguesía egoísta o radicales antisistema?) cuando se las pone juntas es lo que me hace pensar en un síntoma, es decir, que la popularidad de estas acusaciones no se basa tanto en una argumentación racional -como hicieron los unionistas en Escocia con el «better together» que al final les dió la victoria- sinó en una expresión emocional de la sombra.
En la jerga integral se llama «Holón» a una totalidad que es parte de una totalidad mayor. El holón  Catalunya estaría dentro del holón España que a su vez forma parte del holón Unión Europea y así. Los vencedores de la Guerra Civil justificaron sus crímenes, sus latrocinios y la dictadura “por España y su unidad”. Nunca hubo una petición expresa de perdón, nunca se miró a los ojos de las víctimas ni se sintió verdaderamente su dolor, nunca se asumió todas las vidas y energías españolas que se truncaron, pues “la salvación de España” frente a la “anti-España” lo justificó todo. Mientras en europa se revoca los juicios contra los homosexuales del sXX o o se reconoce el genocidio armenio de hace un siglo (excepto Turquía) España se ha negado a anular el juicio con que se fusiló a Companys. Entre los perdedores de la Guerra Civil también actúa una sombra de victimismo y resentimiento, como en mi opinión es la sombra que nos caracteriza a los catalanes.
Esos salvadores y sus herederos se sienten orgullosos de que, la España que construyeron a partir de esa negación y exclusión de la “anti-España”, haya llegado a ser medianamente próspera, y a eso se aferraban (“España va bien”…) hasta que se ha manifestado su incapacidad para gestionar la vigente crisis. La Transición fue un pacto para no mirar atrás, quizás en 1978 no se podía hacer otra cosa, pero ahora, todo el dolor no sanado, no reconocido, está emergiendo con esa falta de integración de las partes que componen el holón España. Lo más paradójico, es que ante esa alarma porque van a “romper España”, cuanto más proyectan su ira y su incapacidad sobre la parte no-integrada (Catalunya) -con su declarada buena intención de integrarla desde los parámetros Ámbar- más refuerzan eso contra lo que dicen luchar.