jueves, 27 de septiembre de 2018

La incapacidad de perdón en el holón España

“…forgiveness or saying sorry is actually a consequence of an energetic process that needs to happen, that culminates in that act. I believe, actually, as human beings, we cannot forgive, but forgiving is a natural consequence of doing this inner work to come to a deep place of restoration, and that one effect of restoration is that we want to say sorry”

Thomas Hübl

Nietos de nazis marchan en Auschwitz para pedir perdón. Fuente.
En el ultimo post hablabamos de la negativa catalana a perdonar, como apego a ese karma de represion, exilio y hasta fusilamientos que el pueblo catalan ha sufrido por mantenerse fiel a su lengua y su cultura. El karma victimista no crece sobre el vacío, como bien sabemos con la historia de Israel. El maestro integral Thomas Hübl define el karma como una energía del pasado que en su momento no pudo expresarse y se queda circulando oculta, recreando el mismo escenario porque reclama su sanación, que sólo puede venir de restaurar el movimiento original de una relación que impidió ese movimiento y su evolución. Las heridas que un dia se experimentaron se transmiten por el cuadrante Inferior Izquierdo manteniendo en el cuadrante Inferior Derecho unas estructuras conceptuales que explican y justifican esa terrible experiencia, con la distorsión suficiente para que el nivel sentido de nuestro dolor interno sea proporcional a la agresión producida

Por supuesto llegar al perdon es mucho mas dificil cuando la otra parte ha sido incapaz de ningún gesto de contricion historica y decir “lo siento” (lo que se oye por parte del Estado, monarquía, prensa, ejército y también en jueces es “a por ellos, golpistas, adoctrinados, nazis…”). En otras palabras: 7 decadas despues de la Guerra Civil todavia no se ha entrado en ese “profundo lugar de restauración” del que habla Thomas Hübl. El president Companys yace fusilado como un delincuente. El karma catalan se reactiva con un presidente otra vez en el exilio, como ya lo estuvo Irla y Tarradellas, y con medio gobierno encarcelado. Mientras, la Europa Naranja y Verde no sale de su asombro, al fin y al cabo, ya hace años que los gestos de perdon como la genuflexión de Varsovia u otros, por crímenes como el colonialismo, se han vuelto cada vez más habituales.

Esta incapacidad de perdón por parte de lo que representa el Estado español lo relaciono con un sentimiento soterrado de vergüenza, típico de la parte perpetradora en las relaciones triangulares victimistas. Su España que tanto aman es el resultado de la ayuda de Hitler en la victoria de Franco y su régimen de terror. Es el resultado de que nunca hubo una desnazificación como en el resto de la Europa que sufrió el fascismo. Es el resultado de que Transición se cimentara sobre el olvido, porque hubo tanta crueldad -por ambos lados- que la vergüenza impedía mirar para atrás. Como recoge la teoria Integral a partir de Freud, lo reprimido, que quedó sepultado en el inconsciente, siempre retorna, y demanda sanación.

Ken Wilber dice que la vergüenza es la argamasa con la que se ha construido las sociedades, pero también es uno de los sentimientos más desagradables que puede experimentar un ser humano. Por eso recurrimos a toda clase de estrategias para evitarlo, una de ellas el victimismo. En el caso de los perpetradores, sobre todo si están en Ámbar como es el nacionalismo banal español, proyectan en su víctima -“se lo está buscando” “se lo merece”- la ira que sienten ante la fragilidad su España amenazada de rotura. En otro post ya hablamos que sólo se rompe la España Ámbar, precisamente porque la evolución está empujando para superar ese modelo obsoleto que tanto apego genera