miércoles, 22 de octubre de 2014

Soberanismo de 2º Grado; Asociación Súmate y las proyecciones unionistas etnocéntricas

Nota: En la Teoría Integral se habla del 2º grado cuando se pasa del nivel de conciencia Verde pluralista-sensible al Amarillo/Esmeralda, en que se alcanza la comprensión de que todos los niveles anteriores son válidos pero parciales. En los niveles de 1º grado, hasta Verde, se toma el propio nivel como el único admisible y se rechazan los demás.
Quizás sea atrevido hablar de niveles de 2º grado en una controversia tan pasional como el proceso soberanista. El tiempo pasa, y el nivel de agresividad e incomprensión se mantiene e incluso aumenta. El lanzamiento de proyecciones al “otro” no se detiene. El mecanismo de proyección consiste en ver algo desagradable del otro que también forma parte de mí, pero activo este mecanismo precisamente para evitar sentir eso tan desagradable en mí mismo
Desde este punto de vista, el análisis de proyecciones se vuelve muy interesante para rastrear la sombra colectiva de cada posición, tanto la unionista como la soberanista (que traté de explorar en el último post). Desde que empezó este proceso, los medios unionistas que se auto-perciben como los que más “aman a España” no han escatimado insultos y descalificaciones, cuyo blanco principal ha sido el President Mas. Las más gruesas –“ha perdido el juicio”, “nazi”, etc.- son una buena muestra del nivel Azul/Ámbar de quien las emite. Recordemos que este nivel se denomina “mítico-pertenencia” porque considera que hay un BIEN incuestionable (en este caso, la unidad de la Nación española forjada durante siglos) que exige acatamiento por parte de la comunidad de creyentes. El desafío a ese BIEN absoluto sólo puede venir de una maldad también absoluta; por tanto el desconcierto del devoto ante semejante órdago es tal que, antes de revisar el objeto de su credo –ese BIEN que ha sido la Nación española unida-, con el dolor desgarrador que conllevaría reexaminar su creencia absolutista y permitir que emerjan las sombras de ese amor a su Nación, prefiere evitar tal comprobación juzgando al que osa cuestionar el dogma como un loco o un malvado total: un “nacionalista” perverso, equiparable a los nazis. No se trata tanto de que su oponente sea malo como de intentar no sentir el dolor de descubrir su ser identificado con una imagen que se tambalea
Sin llegar a descalificaciones tan tremendas, otra de las más repetidas desde el unionismo es la de que Mas “engaña a los catalanes”. Con lo cual se está atribuyendo al President de Catalunya una grandísima habilidad de convencimiento que debe correlacionar con la grandísima credulidad (o “adoctrinamiento” que dicen los medios unionistas) del pueblo catalán. Los datos sin embargo muestran que éste ha sido un proceso que ha ido desde la calle, sobre todo a partir de las grandes manifestaciones sin parangón en Europa desde 2010, hacia arriba, hasta los políticos, que en general se han sentido incómodos con tensiones y desgarros en casi todos los partidos. Incluso aunque esta acusación unionista de adoctrinamiento fuera cierta, como estrategia es extremadamente torpe y también ingenuo y arrogante –por eso deducimos que hay una sombra actuando- el tildar a un pueblo de crédulo y de adoctrinado, y confiar que así esa parte descarriada de nuestra Nación se dará cuenta, cambiará de opinión y finalmente verá la Verdad. Esa verdad de que “unidos (la Nación española unida –e uniformada) somos más fuertes y nos va mejor”; una verdad que para quien no la reconozca es la prueba de su adoctrinamiento.
Esta acusación tan popular está dando por supuesto que un líder, un jefe político, tiene un gran poder sobre su pueblo. Volvemos a encontrar aquí otra característica del nivel de conciencia Azul/Ámbar, mítico-pertenencia, cuyo eje central se basa en la obediencia a lo que decida la autoridad superior y el sometimiento a las reglas sobre el bien y el mal: El pueblo no tiene criterio, ni lo necesita, puesto que el BIEN ha sido tan claramente establecido desde arriba que, cuando el líder decide, el pueblo acata. Volvemos a encontrarnos con la estrategia para evitar sentir el dolor de revisar esa Verdad con la que había construido mi identidad al identificarme con ella: Ante el desafío inconcebible al BIEN absoluto de la indisoluble Nación española, construyo la explicación del adoctrinamiento por los malvados líderes catalanes, que así tratan de tapar sus chanchullos con la senyera y su nacionalismo egoísta. (Y por supuesto que esta acusación tiene fundamento, como ha demostrado el “caso Pujol”. Sin embargo ésa es la astucia del mecanismo de proyección: la acusación “al otro” está fundamentada, pero aun así tiene más relación con el que la lanza que con el que la recibe) 
De todas maneras, hay una entidad que todavía ha recogido más insultos y descalificaciones que el President de la Generalitat, me refiero a la Asociación Súmate, que junto con l’Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural han sido las que desde la sociedad civil han organizado la movilización popular en favor del proceso soberanista. Lo particular de esta asociación es que está formada por gentes que han nacido fuera de Catalunya y en su apoyo al soberanismo reivindican sus raíces españolas. En su web dicen:
Nos sentimos orgullosos de ser quien somos, de nuestra tierra. No vamos a renunciar a nuestra identidad, a nuestra cultura ni a nuestra lengua. Y no lo vamos a hacer en el futuro. Porque queremos un país abierto, diverso y rico, donde quepan todas las identidades. Cataluña ha demostrado que somos un solo pueblo, sin fracturas ni rupturas, sin renuncias.
Cataluña, la Cataluña que hemos construido entre todos, tiene ante sí un gran reto. Todos los que formamos parte de este país tenemos la oportunidad histórica de cambiarlo. Por eso defendemos nuestro derecho a decidir. Y decidir nuestro futuro depende de todos.
No queremos que tutelen nuestro futuro, ni los políticos de allí ni los de aquí; es la sociedad civil, somos todos, la que se está moviendo para cambiar las cosas.
Se trata de un soberanismo que no se fundamenta el nacionalismo (catalán) ya que reivindican sus raíces españolas, una opción política que no no parte de cuestiones identitarias sino de revindicar una redistribución de soberanía, separando la cuestión de la nación (interior colectivo) y la del Estado (exterior colectivo), algo que el unionismo Azul confunde y lo mezcla. Como dicen “no importa tanto el origen como adonde queremos ir”. Por eso me atrevo a calificarlo de 2º grado, adentrándose en el nivel Amarillo/Esmeralda de la Dinámica Espiral. Al menos no he leído ninguna propuesta política que se aleje tanto de lo identitario, que es lo que alimenta lo más regresivo del espectro. Incluyen lo Azul con su noción del deber: “estamos comprometidos con nuestra tierra de adopción, la de nuestros hijos”. Incluyen lo Naranja logro-racional (dominante en el soberanismo): “Queremos un Estado eficiente que esté a nuestro servicio”. E incluyen lo Verde sensible-pluralista “No importa la identidad de origen, nuestro objetivo incluye todas las sensibilidades
Por internet hemos leído una buena colección de improperios. Su antiguo paisano, el Presidente de Extremadura, dijo “es de psiquiatra, padecen síndrome de Estocolmo”. Otros insultos han sido “como judíos que colaboraron con los nazis”, “hacerse perdonar que son charnegos”, “locos”, “tontos”, “acomplejados de ser españoles”... Las descalificaciones no sólo les vienen de la derecha, sino también de escritores progres como Almudena Grandes entre otros.
La ira suele ser una reacción ante la invasión o la rotura de algo que considero mío. En este caso ¿Qué hay debajo de esa irritación que suscita Súmate? ¿Qué se rompe internamente en tantos interlocutores que lanzan contra Súmate tamaña catarata de descalificaciones? Ahí se detecta un relato que más o menos vendría a decir “la pérfida burguesía catalana, además de explotar económicamente al pobre emigrado español, encima le hace renunciar a su cultura y le obliga a hablar catalán...” Ya hemos visto que para ahorrarse examinar la propia creencia sobre cómo se ha construido la Nación española, el nacionalista “malo” siempre es “el otro”: egoísta, etnocéntrico, opresor… A este relato se le añade una dosis de paternalismo disciplente, muy típico entre “progres” e intelectuales: “esos buenos proletarios, inocentes e incultos, alienados por esa burguesía nacionalista que nadie se atreve a denunciar (excepto yo, que soy más listo y me doy cuenta)”. El relato se remata con buen tremendismo identitario para excitar las emociones: “Los separatistas pretenden convertir en extranjeros en su propia tierra a la mitad de la población. Quieren hacer elegir a los niños entre papá o mamá, entre Catalunya o España”. 
Este relato, necesariamente caricaturesco por el espacio que disponemos, junto con los insultos arriba reseñados, vuelve a ser una muestra del nivel de conciencia Azul/Ámbar mítico-pertenencia basado en identidades inamovibles y la lucha sin componendas del Bien contra el Mal. Desde ahí ya se da por establecido qué es un buen español, cuyo deber es sostener en todas partes esa identidad otorgada desde arriba –desde el Estado, la Historia, la Nación, etc. Los catalanes, con eso de tener otra lengua (igual que los demás “nacionalistas” periféricos) siempre han sido un problema para hacerlos encajar en esa identidad nacional española, la “buena” e indiscutible; Ahí encontramos la sombra de la identidad nacional española. Pero lo que para la conciencia mítico-pertenencia ya resulta inconcebible -y de ahí la irritación y los insultos contra Súmate- es esa traición de unos españoles de origen “bueno” que dejan de identificarse con esa identidad de buen español,  con ese “ser” que les asignaba la conciencia Azul/Ámbar (puesto que ya han subido a un nivel Verde o incluso Esmeralda/Amarillo). Traición aquí significa que empieza a dejar de tener sentido aquel popular relato identitario de los nacionalistas “malos” y falsos (“esos burgueses catalanes que inventan mitos para seguir con sus privilegios”) contra la Nación buena y verdadera –España-. Para los que todavía mantienen su visión del mundo basada en los relatos sobre la identidad nacional, ese relato se les resquebraja y el suelo empieza a movérseles debajo de los pies. Que tu creencia se tambalee, que tu visión del mundo quede desmentida, es experiencia muy desagradable, por eso es más fácil reaccionar contra el traidor que no se comporta conforme a lo que establece nuestra identidad, y no tan fácil reexaminar los fundamentos de esa creencia identitaria y aceptar su fragilidad. 
La Teoría Integral dice que los niveles de abajo son más estrechos y los de arriba más amplios e inclusivos. Por eso, cuando el sentido del Yo o del Nosotros se deriva de los niveles más inferiores de la Espiral, más miedo hay y más se activan los mecanismos primarios de agresión o huida (fight or flight). Es algo análogo a la famosa Pirámide de Maslow. Quedarse “enganchado” al nivel de la seguridad o de la afiliación demanda mucho esfuerzo para preservar mi identidad, cuanto más arriba más ligero y más libre. Desidentificarse de cada nivel, o simplemente experimentar su fragilidad, es una experiencia dolorosa. La Teoría Integral habla de “muerte (al nivel que estoy) y trascendencia” para poder ascender al siguiente nivel superior. 
No olvido que hay un Unionismo en otros niveles por encima de Azul/Ámbar. Sin embargo mantengo mi tesis de que ése es su nivel dominante con su miedo a mirar realmente cómo ha construido la identidad nacional española y con su dificultad para abrazar la fragilidad de esa identidad (“no se puede votar!”), reconocer sus sombras y librarse de su anhelo de solidez ante el desafío soberanista.
La resistencia, la ira, el miedo, la sombra o el anhelo de solidez no es patrimonio exclusivo ni del unionismo ni del nivel Azul, por supuesto. Basta mirar la crispación que en todas partes se ha activado con el soberanismo. En estas polémicas, la posición de Súmate es la más evolutiva de todas las que he podido situar en la Dinámica Espiral

3 comentarios:

  1. Interessant i inusual anàlisi del procés. Estic molt d'acord amb l'excepcionalitat i el valor cívic del moviment de Súmate. Però m'agradaria objectar una cosa que no dius en l'article però que sembla que se'n pugui derivar: el sobiranista català que se sent català (i no espanyol, com el cas dels companys de Súmate) sembla que està en un grau inferior i que d'alguna manera és nacionalista. Jo crec que es pot ser independentista català i no ser pas nacionalista, i ser catalanoparlant i sentir-se d'alguna manera català. Conec molts independentistes no nacionalistes, i alguns nacionalistes catalans que no són pas independentistes. Salut! rpaez2@xtec.cat

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  2. Estic d'acord amb la teva anàlisi: es pot ser sobiranista i sentir-te català o espanyol, es pot ser independentista no nacionalista (ni català ni espanyol) i es pot ser nacionalista català sense ser sobiranista.
    Si apliquem el mapa integral, derivar la pròpia identitat a partir dels sentiments de pertanyença a una nació (=nacionalisme) és quelcom propi del nivell Blau/Àmbar. Per damunt hi ha altres nivells com el Taronja (deriva la pròpia identitat de la seva realització individual en una societat d'igualtat d'oportunitats) i per damunt el Verd (una identitat agermanada amb diferents identitats que trascendeixen les nacions i els mandats tecno-capitalistes).
    Tan mateix, que el Blau estigui per "sota" no vol dir que sigui més "dolent". Simplement vol dir que hi ha altres elements d'evolució. Més que estar per dalt o per sota, el que és important és que cada nivell estigui en una franja sana i no patològica. L'unic problema d'estar als nivells de "sota" és que costa d'adonar-se que hi ha una realitat més evolucionada. Llavors es queden fixats, inclús fan moviments regressius, com trobo que és el cas de cert unionisme espanyol.
    Salut!

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  3. Hola Enric, molt bon article. Les reflexions que hi fas són les mateixes que estic cansat de fer a molts "espanyolistes" que ho són però no saben argumentar-ho. I per tant, s'entesten a argumentar desqualificant qui no es considera espanyol o vol deixar de ser-ho. jo sempre els dic el mateix... ser espanyol no és millor ni pitjor que ser català o francés... però has de saver i assumir la teva propia historia, cosa que mai no es dona.

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