La
esperanza que suscitó entre el unionismo el estallido del «Caso
Pujol», y su bajo impacto para desmovilizar el soberanismo, creo que
es otro ejemplo de proyección de la sombra Ámbar del unionismo,
esto es: un mapa oculto que está actuando en la conciencia pero que
no se ve.
No
vamos a analizar aquí los pormenores del caso, puesto que han sido
sobradamente detallados en otros sitios. Solamente quiero destacar
que, si el Estado tuvo que recurrir hasta las cloacas es porque pensó
que el fin justificaba los medios. En otras palabras, un Bien
indiscutible de la conciencia Ámbar -la unidad de España-
justifica conculcar unos derechos y garantías democráticas propias
del siguiente estado, el Naranja. Que se recurriera a las cloacas y
la guerra sucia demuestra pues que el nivel Naranja -democracia,
derechos individuales, etc- no está bien consolidado en España.
Como le dijo un alto cargo del gobierno a la nuera despechada de
Pujol “tu testimonio puede salvar España”, eso era lo
más importante: la salvación de España. (La verdad es que
encuentro sumamente divertidos esos episodios vodevilescos. Nos hace
falta un Valle-Inclán para el s.XXI😀).
Hemos
dicho que en la conciencia Ámbar el bien se transmite de arriba a
abajo, cada persona ocupa su lugar asignado en la escala social y
debe hacer lo que le toca: los de arriba a mandar y los de abajo a
obedecer. Por eso es un un estado que se le llama conformista y la
obediencia es un valor fundamental, ya que la cohesión y seguridad
que ofrece se fundamenta en una distinción clara y sin componendas
entre el Bien y el Mal. También es un estado etnocéntrico, el
primero que pasa del “yo” al “nosotros”. Si ésta es la
estructura de conciencia que está funcionando en el sujeto, es así
como se ve el mundo, y por eso es tan fácil proyectarla sobre los
demás, sobre todo cuando “el otro” se adhiere a un Bien
diferente al compartido por mi grupo, puesto que es mi grupo quien
tiene el monopolio del Bien, de ahí la la fácil acusación
de “adoctrinado” contra “el otro” que analizamos en el último post. En Ámbar, la comunidad debe permanecer cohesionada tanto
frente al enemigo exterior como al enemigo interior, el Mal es real y
aguarda su oportunidad para atacar.
El
unionismo Ámbar no se ve a si mismo como “nacionalista” puesto
que su Bien es natural, lógico e indiscutible (y más con su
confusión entre nación y Estado). El “nacionalista” siempre es
el otro, en nuestro caso, el burgués taimado que construye una
comunidad imaginada apelando a los bajos sentimientos para alienar a
las clases populares haciéndoles creer que comparten intereses
comunes, y que también comparten un enemigo común (en este caso “lo
español”) frente al cual hay que cohesionarse. Esta caricatura no
solamente se puede encontrar en un catecismo marxista, también en
los catecismos falangistas, ambos expresión de Ámbar insano. En
otras palabras, el “nacionalista” periférico es un falso que,
con la llegada de la democracia en el 1978, hay que tolerar y
sobrellevar porque en democracia no está bien reprimir. Sin embargo
el Ámbar tiene bien claro cual es el Bien verdadero, y no lo
confunde con la falsedad.
De ahí
el gran alborozo que suscitó entre los jerarcas del unionismo Ámbar
el acceso a las pruebas de los desmanes de los Pujol. No se trataba
meramente de pillar a un delincuente, sinó exponer el símbolo de la
falsedad de esa doctrina nacionalista que desde hace 4 décadas
está cuestionando ese Bien Ámbar de la unidad de España. Vemos de
nuevo la proyección de su mapa oculto que explicamos en el último post: se daba por hecho que el adoctrinamiento viene de arriba a
abajo, porque eso es lo que ve la conciencia Ámbar. Si se pillaba al
de arriba, el soufflé se venia abajo.
Supongo
que para los catalanistas Ámbar sí que resultó un mazazo el
descubrir la catadura del personaje. Pero como mantengo en mi tesis,
el grueso del soberanismo no se encuentra en el nacionalismo Ámbar
(donde sí está el unionismo español mayoritario), sinó en demanda
Naranja de racionalidad y eficacia. Por eso, a pesar de tanto ruido
mediático, el soberanismo ha seguido adelante con su plan
Naranja-Verde. El cacareado souflé no se ha venido abajo, y a la
conciencia Ámbar se le acaba su batería de proyecciones para evitar
el dolor de mirarse a si misma ("proceso de desidentificación" en jerga Integral), dolor que confunde con el dolor de la
“ruptura de España”.