martes, 25 de julio de 2017

El adoctrinamiento soberanista y la necesidad de "españolizar a los niños catalanes"

Uno de los los argumentos más reiterados del unionismo es que los catalanes soberanistas estamos «adoctrinados», ya que los políticos soberanistas mienten y han difundido sus disparates a través de la escuela y de los medios de comunicación que tienen comprados y controlados. A eso dedican su esfuerzo y gastan el dinero de todos.
El «mapa oculto» subyacente a este argumento unionista es Ámbar. Al proyectar (porque no se reconoce en si mismo) esta sombra mítico-pertenencia sobre un oponente soberanista que básicamente se encuentra en el nivel siguiente, el racional-Naranja, le provoca hilaridad, cosa que aún irrita más unionista, que siente topar contra una pared de obcecación que se niega a escuchar sus pruebas. También provoca ira en los soberanistas Ámbar, que responden a la proyección de ese mapa oculto con la misma proyección: «y tu todavía estás más adoctrinado». Que se continue usando esa argumentación adoctrinamiento, a pesar de la patente ineficacia que ha demostrado para convencer a ningún soberanista, es una muestra de lo arraigada que está en la conciencia unionista ese nivel mítico-pertenencia Ámbar con sus correspondientes mapas ocultos.
En el nivel Ámbar la obediencia a las reglas establecidas es un valor fundamental, puesto que se han trascendido los impulsos egocéntricos del nivel Rojo anterior (“lo que es bueno es lo que a mi me conviene”), los cuales han quedado incluidos en una unidad superior, un “nosotros” que trasciende los lazos tribales y de sangre, aunque sea un “nosotros” etnocéntrico. Cuando la conciencia queda estancada en el nivel Ámbar, no puede reconocer por encima los valores Naranja mundicéntricos (“los hombres son iguales con independencia de sexo, raza, etc”) ni los valores Verde pluralistas (“hay que recoger, y no marginar, todas la perspectivas y minorías”). Sin embargo tenemos que recordar que los niveles no son compartimentos estancos; señalar el unionismo mayoritario como Ambar no quiere decir que los unionistas sean Ámbar en todos sus aspectos, ni mucho menos, todos tenemos diferentes facetas personales, relacionales o de opinión política que se pueden ubicar en los diferentes niveles de la espiral.
La obediencia es un valor Ámbar porque, al trascender el egocentrismo Rojo, lo que cohesiona ese “nosotros” etnocéntrico es un Bien que no se puede discutir, sólo hay que acatarlo. Afuera de ese “nosotros” sólo aguarda el caos tribal y egocéntrico del que se emergió anteriormente. Ya hemos escrito que esta narrativa es la usada por los vencedores de la Guerra Civil (y así justificaron sus crímenes) y todavía actúa desde la sombra colectiva, como fidelidad a los ancestros por los sacrificios que costó esa victoria. Ese Bien Ámbar indiscutible es “la unidad de España” (o más técnicamente: la soberanía del pueblo español). Por eso, desde la perspectiva Ámbar, quien “desafía” ese Bien sólo puede ser un loco, malvado, nazi, talibán... o un ingenuo adoctrinado por alguno de los anteriores.
Decimos que es una sombra Ámbar porque en ese nivel el Bien no se puede discutir o someter a crítica racional, sólo se puede acatar, y va de arriba a abajo. El Contrato Social, es decir, cuando el poder va de abajo a arriba y los gobernantes obtienen su legitimidad del consentimiento de los gobernados, es un logro del siguiente estado racional Naranja, esto es, de la Ilustración. Cuando se acusa de adoctrinado al oponente se está dando por hecho de que es un ser sin criterio propio y que alguien desde arriba le ha inculcado esas ideas que las debe asumir sin discutirlas, así es como funciona la conciencia Ámbar, y así es como funciona su "mapa" para ver el mundo.
Un ejemplo similar estaría en aquel ministro del PP que pretendía “españolizar a los niños catalanes”. Los que lo aplaudieron, sin lugar a dudas lo hicieron desde su gran amor a España, cuya unidad la consideran el Bien indiscutible. Ningún titubeo en considerar que “los catalanes son españoles” (“Qué pone en tu DNI?”(1) se lee en muchas discusiones de twitter). Sin embargo, por otro lado, estaba admitiendo que los catalanes no son (del todo) españoles, ya que reclamaban el tener que españolizarlos (algo no tan necesario en niños murcianos o leoneses). El titubeo no se admite en la conciencia Ámbar, la duda hay que expulsarla o relegarla a la sombra, sólo se admite la certeza. Si esa España no está tan unida como proclamaba con todo su amor el ministro, jamás podrá ser por la posibilidad que esa idea de la España unida no se corresponda con la realidad... (por ejemplo, podría haber una pluralidad cuyas partes tengan mal encaje…). Eso tiene que estar fuera de toda duda, la consecuencia es que tiene que haber algún elemento exterior, perverso, que ataque ese Bien cierto e indiscutible para la conciencia Ámbar que es la unidad de España. Y ese elemento exterior perverso es el independentista que, sea por ingenuidad (ahí cabe la salvación si acepta el Bien), sea por maldad (ahí no cabe el acuerdo), está “adoctrinado”. De ahí la incansable proyección de esa sombra contra el soberanista con la acusación de adoctrinamiento -y la poca mella que ha hecho para cambiarle la opinión.
Es una muestra más de esa sorprendente paradoja de que los más aman España hayan sido los que más han estimulado el movimiento independentista. La sombra es lo que más se teme u odia de uno mismo, por eso se necesita proyectarla fuera. La cohesión interna de la propia certeza, para que no emerja la duda, exige un esfuerzo descomunal. La represión interna se proyecta como agresión externa en defensa de ese Bien indiscutido.  En el caso de la unidad de España, en el s. XX durante décadas requirió de un régimen de terror y represión contra los elementos “separatistas” (también contra los “rojos”, pero esto daría para otro tema, demasiado largo). El hombre que ha asesinado a más españoles en la historia ha sido Franco, y lo hizo por amor a España (análogamente, quien más vascos ha asesinado ha sido ETA, por la liberación de los vascos)
Una vez terminado el franquismo, la oligarquía instalada en la elite política, económica del IBEX 35, judicial y mediática ha proseguido ese descomunal esfuerzo de cohesión interna; lo podríamos llamar un nacionalismo español que se desconoce a si mismo (otra vez la sombra), pero sí que ve en el oponente su nacionalismo y su control del pensamiento, y denuncia infatigablemente ese adoctrinamiento nacionalista. Por eso los media no se cansan de proclamar que el problema de España es “el nacionalismo” que amenaza ese Bien de la unidad de España, y apenas reflejan la incompetencia de esa oligarquía que trata de gobernar desde sus parámetros Ámbar insanos una complejidad que se les escapa.
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(1) Otra frase sorprendente es cuando dicen “Eres español y morirás español, jódete”. Es decir, que “ser español” es algo que jode, algo malo, una carga desagradable… La conciencia de ser que exige el nivel Ambar verdaderamente es muy dura para el ser español… 

viernes, 21 de julio de 2017

Soberanismo regresivo

En este blog hemos defendido que las posturas del soberanismo estaban más evolucionadas que las del unionismo. Nuestra tesis es que el soberanismo tradicionalmente se veía apoyado desde la estructura sensible-pluralista Verde -que no es la mayoritaria en nuestra sociedad- y sólo consolidó su éxito cuando incorporó los valores logro-racional del estadio anterior al Verde, el Naranja. En otras palabras: «tengamos para nosotros un Estado (catalán) más eficiente, porque el que ahora tenemos (español) no nos sirve». Es el proceso político que se desencadenó con el fracaso del Estatut conjuntado la crisis económica.
La respuesta del Estado y del unionismo, al estar profundamente anclada en los valores Ámbar/Azul, ha generado un conflicto entre las dos posiciones que no ha hecho más que crecer. Como explica la Teoría Integral (véase el texto de Ken Wilber arriba a la izquierda de este blog), cada estructura de conciencia ve el mundo desde su propio nivel y no puede ver a la otra desde dentro.
Sin embargo no todo el soberanismo está más evolucionado. Un ejemplo es este cartel que se ha visto colgado por las calles. En otros posts ya hemos argumentado como en este conflicto está actuando una sombra colectiva no reconocida de Catalunya y España. El mecanismo de proyección de la sombra contra «el otro» funciona a toda máquina, y a medida que se acerca el choque institucional entre las dos legitimidades, emociones como el miedo y la ira, habitualmente a buen recaudo en la sombra, empiezan a proyectarse sobre el «otro» con más virulencia.
En este caso se parte de algo muy propio del nivel Verde: las heridas causadas por el franquismo en la conciencia colectiva catalana. Un poso de terror, miedo e impotencia que no se ha limpiado (una impotencia que ha alimentado el clásico victimismo catalán, típica sombra delcatalanismo de la que ya hemos hablado). Por supuesto que no ha ayudado a limpiar la falta de reconocimiento por parte de los herederos del franquismo del dolor que ha causado mantener España unida. En el nivel Verde, sin embargo, las «políticas de la identidad» típicas del pluralismo postmodernista están exacerbadas. Una de las características de esas «políticas de la identidad» postmodernas es el victimismo para eludir la responsabilidad individual. En el estadio anterior al Verde, el Naranja, un aspecto nuclear es el logro individual. En su ansia de diferenciarse del Naranja, el Verde subraya lo estructural que subyace en lo individual («lo personal es político» suelen decir). Estas «políticas de la identidad» postmodernas son aún más diferentes de la sólida identidad del unionismo español, basada en los valores Azul/Ambar que tiene como núcleo las reglas claras y la represión de los impulsos egoístas.
El soberanismo ve en el referendum del 1-Oct como una oportunidad de dejar atrás la rígida estructura Ámbar del actual Estado. Por un lado, por su ineficiencia económica (lo que se ha venido a llamar la «casta extractiva», «capitalismo de amiguetes», «empresas del BOE», etc), es decir una evolución hacia Naranja sano. Por otro lado, por su nacionalismo uniformizante («aquí nadie es especial») que tan mal tolera la diferencia, en este caso la lengua y cultura catalanas: una evolución hacia el pluralismo Verde. Es un proyecto evolutivo que ha ilusionado a gran parte de la sociedad catalana.
Sin embargo, en este proyecto evolutivo se cuelan estos elementos regresivos como el de este cartel que vienen a decir «Si no estás con el soberanismo (el referéndum 1-Oct), entonces eres un fascista enemigo de la democracia». Otra vez la claridad Ámbar en que el Bien está perfectamente diferenciado del Mal y no caben componendas entre ellos. Un discurso análogo al que ya hemos analizado aquí del unionismo Ámbar que entiende que quien se opone al Bien que representa la unidad de España sólo puede ser un egoísta de nivel Rojo: nazi, talibán, antisistema, adoctrinado...
Lo más paradójico es que este cartel lo ha promovido sectores de la ultraizquierda claramente identificados con las «políticas de la identidad» postmodernas (feminismo, antitaurinos, etc) y los que más se han ofendido precisamente han sido los otros sectores de la ultraizquierda cuya pureza Verde de sus «políticas de la identidad» les impide contaminarse y participar en un proyecto político que incluya a la derecha burguesa Naranja del PDCat. Són los aspectos que caracterizan el vMeme Verde insano: al haber emergido a partir de los valores Naranja, en lugar de incluirlos, se quiere desidentificar tanto de ellos que los rechaza y entonces cae en una regresión Roja o Ámbar