Entre el soberanismo se han hecho muchos chistes y bromas de cuánto
se le debe al PP por haber empujado a tantos catalanes a querer la
independencia. En psicología se dice que cuando no reconoces tu
sombra y no la integras, ésta te domina. Ya escribí sobre la
paradoja que los que más se autoproclaman como los «defensores
de la unidad de España» y más declaran su amor por ella son
los que más han ayudado a la consolidación del movimiento
soberanista, es decir, a la rotura de España. De ahí podemos
concluir que está actuando una sombra colectiva. Mi tesis es que
esta sombra colectiva tiene su origen en las heridas aún vivas de la
Guerra Civil de 1936 a 1939. La sombra son aquellos elementos del
propio ser que no se quieren reconocer como propios, se escinden, se
alienan y, como indudablemente continuan activos, acaban
proyectándose en un «otro».
Sobre el soberanismo están cayendo una acusaciones que entre si son
llamativamente contradictorias y que el unionismo no se percate tales
contradicciones tiene que ver con el peso de la visión Azul/Ámbar
mítico-pertenencia dominante en él. Por un lado se le acusa de ser
una maniobra de la «burguesía catalana», lo que antes se llamaba
«gente de orden», para perpetuarse en su avaricia, su egoísmo y
sus privilegios; el liberalismo clásico burgués es un de los
demonios de esa visión del mundo Ámbar. Por otro lado, se
acusa al soberanismo de estar dirigido por radicales, populistas y
antisistema que precisamente amenazan a la gente de orden, pretenden
romper la ley y acabarán con la paz, la prosperidad y el trabajo. La
poca coherencia de ambas acusaciones (¿burguesía egoísta o
radicales antisistema?) cuando se las pone juntas es lo que me hace
pensar en un síntoma, es decir, que la popularidad de estas
acusaciones no se basa tanto en una argumentación racional -como
hicieron los unionistas en Escocia con el «better together» que al
final les dió la victoria- sinó en una expresión emocional de la
sombra.
En la jerga integral se llama «Holón» a una totalidad que es parte
de una totalidad mayor. El holón Catalunya estaría dentro del holón España
que a su vez forma parte del holón Unión Europea y así. Los
vencedores de la Guerra Civil justificaron sus crímenes, sus
latrocinios y la dictadura “por España y su unidad”. Nunca hubo
una petición expresa de perdón, nunca se miró a los ojos de las
víctimas ni se sintió verdaderamente su dolor, nunca se asumió
todas las vidas y energías españolas que se truncaron, pues “la
salvación de España” frente a la “anti-España” lo justificó
todo. Mientras en europa se revoca los juicios contra los
homosexuales del sXX o o se reconoce el genocidio armenio de hace un
siglo (excepto Turquía) España se ha negado a anular el juicio con
que se fusiló a Companys. Entre los perdedores de la Guerra Civil
también actúa una sombra de victimismo y resentimiento, como en mi
opinión es la sombra que nos caracteriza a los catalanes.Esos salvadores y sus herederos se sienten orgullosos de que, la España que construyeron a partir de esa negación y exclusión de la “anti-España”, haya llegado a ser medianamente próspera, y a eso se aferraban (“España va bien”…) hasta que se ha manifestado su incapacidad para gestionar la vigente crisis. La Transición fue un pacto para no mirar atrás, quizás en 1978 no se podía hacer otra cosa, pero ahora, todo el dolor no sanado, no reconocido, está emergiendo con esa falta de integración de las partes que componen el holón España. Lo más paradójico, es que ante esa alarma porque van a “romper España”, cuanto más proyectan su ira y su incapacidad sobre la parte no-integrada (Catalunya) -con su declarada buena intención de integrarla desde los parámetros Ámbar- más refuerzan eso contra lo que dicen luchar.
Molt ben argumentat Enric, però no sé si voldrà entendre algú... l'espanyolitat va augmentant l'ombra, és molt doloròs mirar-se al mirall. És més fàcil construir-se un món virtual.
ResponderEliminarEl sobiranisme és un mirall per a la "espanyolitat", per això fa tant de mal i genera tan de rebuig. El problema no és el sobiranisme, sinó allò que el sobiranisme està posant davant d'Espanya: el seu fracàs com a projecte integrador (un holó integrat). De moment, en comptes de recollir la imatge del mirall, reacciona amb ira contra el mirall i pretén esmicolar el sobiranisme amb tots els mitjans, incloent les clavegueres de l'Estat
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