Thomas Hübl es un maestro espiritual con amplia experiencia en campo del trauma colectivo. Durante el fin de año de 2018 dirigió un taller en Israel dirigido a un público formado básicamente por alemanes e israelíes. En el transcurso del taller muchos asistentes manifestaron síntomas que reflejaban el trauma del Holocausto, unos síntomas transgeneracionales con los que se realizó un trabajo grupal de reintegración.
En el taller me dirigí a Thomas para preguntarle cómo este proceso de abordar de los efectos ocultos del trauma colectivo e intergeneracional -con las emociones que manifiesta de victimismo y rabia- se podría aplicar al conflicto entre Cataluña y España. La pregunta y su respuesta fue la siguiente:
Con la cuestión de Alemania y los judíos, lo que sentía ayer, especialmente cuando todo comenzó, lo que me vino al pensamiento fue “bueno, esto puede estar pasando aquí porque el fascismo fue derrotado hace 70 años en Europa”.Sin embargo no fue así en toda Europa, porque en España ganó la guerra. Nosotros tuvimos una dictadura fascista durante 40 años hasta 1975 cuando murió general Franco. En 1940, cuando ya había derrotado a Cataluña y suprimido sus instituciones, y el presidente de Cataluña estaba en el exilio, Franco pidió a la Gestapo que se lo entregara a España, lo juzgó y lo ejecutó.
Ahora tenemos este conflicto otra vez. El presidente de Cataluña está en el exilio, el vicepresidente está en la cárcel y se enfrenta a un juicio con 25 años de sentencia [Finalmente ha sido 13 años de cárcel]. Siento ira. Siento mucha ira con todo esto, y los españoles también están muy enojados con nosotros. Es esto que dices de que el karma es un ciclo que trata de repetirse otra vez
Así es
El karma de los catalanes parece ser el victimismo, y los españoles están hartos de nosotros, con nuestro victimismo. Por supuesto tenemos muy buenas razones para ser víctimas: la historia que acabo de contar del presidente de Cataluña, todas las persecuciones contra la cultura catalana y sus instituciones. Y ya que está sucediendo otra vez, también lo relaciono con mi vida, cómo he estado utilizando el victimismo en mis relaciones pasadas, cómo las he echado a perder sin darme cuenta por ese victimismo. Hay esta ira no reconocida por debajo. Qué hacer con esto?
Es muy importante, porque una dinámica del victimismo es que uno puede ser la víctima, pero también convertirse en el perpetrador. Hemos visto ese giro dinámico muy a menudo en la historia de la humanidad. Por eso tenemos que hacer un trabajo interno para entender cuál es realmente el proceso interno de victimización y cómo podemos integrar el pasado lo suficiente como para poder responder a la situación actual con más fuerza.
Creo que estás diciendo dos cosas: lo que estamos haciendo aquí ahora mismo con el Holocausto, un proceso de integración de traumas colectivos, creo que es algo que debe multiplicarse en el mundo y aplicarse a muchas áreas diferentes. Porque una cosa es cierta: el trauma reproduce ciclos de traumatización no porque sea estúpido, sino porque viene como un movimiento inconsciente de capas profundamente enterradas en el subconsciente de la humanidad. Si no lo trabajamos conscientemente, lo reproduciremos de manera inconsciente. Las tradiciones místicas nos enseñan que cuando la energía se crea, ésta debe completarse a si misma. La energía no puede detenerse, la energía es movimiento. Si los planetas se mueven es porque hay energía en ellos, cuando la pelota de fútbol se mueve, se mueve. Cuando se ha creado el trauma, se ha creado mucho dolor, esto no desaparece [chasquea los dedos] aunque quizás no se sienta. Debido a la naturaleza del trauma, suprimimos ese dolor abrumador y por eso nos insensibilizamos. En el momento de la crisis, es una poderosa protección de la vida para sobrevivir mejor, pero después se convierte en una capa inconsciente que afecta nuestras vidas. Cuando no podemos sentirlo, se convierte en un filtro. Si pudiéramos ver esta habitación, sin la capa subconsciente, veríamos una gran cantidad de energía que se está moviendo, pero parece como que la gente pueda sentarse en la sala, sin sentir lo que está almacenado en ese lago de inconsciencia. Todo parece normal, sin embargo está hirviendo por debajo de nosotros. La gente está sentada en grupo, es agradable. Pero por debajo hierve. Si se pudiera ilustrar, la habitación se vería muy diferente. Porqué el inconsciente, ¿dónde está? Nadie puede señalarlo: delante, o detrás, no lo ves. ¿Por qué? Porque está entre nosotros, está aquí, en nosotros, actúa aquí, no surge en nuestro sistema nervioso, solo las incongruencias surgen, no la cosa misma. Por eso lo llamamos inconsciente.
Pensé sobre esto este año, cuando vimos que el conflicto en España y Cataluña volvía otra vez. Es un ejemplo clásico de que esta energía ahora regresa a través de una crisis -que es una experiencia-, con el fin de intentar resolverse. Pero no es necesario que regrese como una crisis, tenemos otras herramientas de consciencia para trabajar sobre ella, con el fin de eliminar la intensidad de la crisis que se necesita para que emerja de nuevo.
Si no, la mente puede decir "ah, esto nunca volverá a suceder otra vez, porque ahora sabemos". No, incluso aunque lo sepamos, habrán circunstancias y entonces de repente parece como que vuelve a suceder “Cómo! Si todos sabíamos que no lo haríamos más”.
El conocimiento real es conciencia, y eso no es solamente mental. El trauma se almacena en nuestros cuerpos y emociones. Ahí es donde nos sentimos reactivos, construimos al “otro”, nos sentimos separados y nos vemos a “nosotros” y a “ellos”. Si sólo tenemos una comprensión cognitiva no podemos llegar a soluciones reales. A menudo parece que mentalmente sabemos, pero tenemos que integrar el pasado doloroso para poder hacer frente a la situación actual de vida.
Por un lado, el trabajo para la brecha entre España y Cataluña necesita un tratamiento de raíz para ver cuál es la nueva emergencia real, cuál es la nueva posibilidad de vida para un estar juntos [togetherness] de una manera diferente a la que ahora vemos. Por supuesto éste es solo otro ejemplo que también es cierto en muchos otros lugares del mundo.
Lo interesante es lo que dijiste con la ira. En tanto que se cocina por dentro, un día la ira necesita volver a la relación, pero conscientemente. Cuando se cocina interiormente, es una especie de energía circular hirviendo, y después aparece como pensamientos, carga nuestros pensamientos, y éstos llevan las quejas y las interacciones con los otros seres humanos. Necesitamos encontrar la forma como puedes sentir tu ira. Porqué la ira es una emoción almacenada y cómo la ira a menudo se basa en una herida más profunda que es muy vulnerable de mostrar. La emoción es un sentimiento, no un "pensasiento". Un sentimiento está para que lo sintamos, por eso es un sentimiento. Luego el sentimiento debe volver a la relación y ser atestiguado, ya que las emociones son los bloques de construcción de la relación, no los bloques de construcción de la separación. Necesitamos trabajar con este enojo, que probablemente está en mucha gente: hay un enojo que no va a ninguna parte. Entonces crea separación. En muchos países también ves separación. Ciertos grupos se separan de otros, crean una ruptura y ciertamente parece que somos “ellos y nosotros”. Tenemos que sacar la energía fuera del proceso de otredad [othering]. Porque la otredad es efecto del pasado, no es el efecto del ahora. Una vez que se crea la ira, una vez ha sucedido el dolor que no ha sido escuchado, esperará hasta que sea escuchado.
Esto no es algo estúpido, solo se trata de entender la energía. Podemos escuchar el dolor de maneras diferentes, no necesitamos escucharlo hasta que chille. Es lo mismo con los matrimonios si ha habido una herida, digamos que alguien ha tenido una aventura y miente, y bueno, deciden permanecer juntos. Si esta herida se convierte en una cicatriz, el final de la relación ya empezó. ¿Por qué? porque estas cicatrices comienzan a crear una separación y las dos personas, incluso si racionalmente deciden volver a estar juntas, ya no se encuentran así [mirándose el uno al otro] sino así [cada uno mira a un lado]. Cuando haces terapia matrimonial y ves las parejas, puedes decir de qué manera están juntas: porque las energías se encuentran, o las dos personas de hecho ya no se miran internamente el uno al otro. El cuerpo energético ya no mira a la otra persona completamente. Estamos sentados juntos, y nos hablamos, pero cada uno es como que mira a otro lado, mi energía no está plenamente contigo. Porque si me girara hacia ti, empezaría a sentir un montón de cosas. Para no sentir tengo que darme la vuelta. Eso es abandonar la relación, así es como se empieza a dejarla. Cuando las personas se divorcian, de hecho es el efecto del efecto que comenzó mucho antes, cuando las personas no pudieron mantener la intimidad debido a todo tipo de heridas.
Estas heridas también las tenemos en diferentes países. En los EEUU entre los afroamericanos y los blancos hay muchas brechas, mucho girarse al otro lado. Mientras no trabajemos en esta composición energética, por ejemplo: viene una pareja, se miran y ves que entre ellos ya no fluyen muchos datos (energía); las personas todavía viven juntas corporalmente, pero energéticamente la relación ya la dejaron. Ya no hay más evolución mutua, hasta que primero recreemos la intimidad y entonces haya una posible evolución mutua para la pareja. Volverme hacia el otro significa que tengo que sentir lo que no quería sentir cuando ocurrió la herida. Apartarse era una manera de lidiar con el dolor, pero también crea separación.
De lo contrario, debes darte la vuelta y convertirlos en “otros”, porque si te diriges hacia mí, te sientes muy enfadado, o triste, o asustado, y para no sentirlo necesito convertirme en “otro”, necesito distanciarme, y tu te conviertes en el otro. Así es como empieza. Después podemos racionalizar y decir “oh, deberíamos ser capaces de estar juntos” pero energéticamente nos hemos apartado, no estamos juntos. La mente aquí no ayuda. Necesitamos aprender a escucharnos y atestiguarnos unos a otros completamente. Lo mismo que en la relación: en tanto que yo niegue que para ti fue doloroso, si no quiero escuchar tu dolor, porque no quiero sentir lo que siento cuando tú sientes dolor, cuando estás triste, cuando ya no confías en mí... En tanto que yo no quiera sentir esto, nunca volveremos a unirnos en una intimidad que esté conectada.
La intimidad conectada es la forma en que se desarrolla la relación, entonces podemos evolucionar juntos. Comienza en la familia, pero también en los países. Luego vuelve a abrirse e intentamos legislar, hacer política y todo tipo de cosas por encima de ello. Es como cuando construyes una casa y de repente se agrieta la pared, y la pared se derrumba porque un árbol ha crecido dentro de la casa
Entonces veo peligro, y con el peligro siento miedo. Miedo del daño, porque el conflicto va a más, esta ira erupciona. Cuando la gente está enojada hay víctimas. Aquí también hay miedo
Cuando estamos enojados quiere decir que no nos escuchamos el uno al otro. Especialmente entre enemigos, debemos ser capaces de atestiguar la herida de cada uno. Si alguien hiere a otro, tenemos que decirle a la cara que estás jodidamente cabreado, y que ahí estaré, y viceversa.
Con la ira tenemos que aprender a relacionarnos con ella. Cuando la escuchamos, nos escuchamos el uno al otro en lo que ha sido doloroso, es el comienzo de la sanación. Quizás la ira entonces se convierta en otras emociones, y se regresa a la relación. Pero mientras no nos escuchemos, puede llegar a ser destructiva. La ira sólo es destructiva si rompe la tubería, es la cantidad de agua que puede fluir a través de la tubería. Si quiero canalizar miles de litros de agua a través de esta tubería, explotará: la relación será más pequeña que el contenido de la emoción, se derramará por todas partes. La ira en la relación es aclaración, la ira sin la relación es destrucción.
Cuando escuchamos el enojo el uno del otro, aprendemos mutuamente: Si se trata de un enojo que tapa el miedo, o de si es un enojo que manifiesta autonomía. Son dos tipos de ira (hay más tipos). Hay dos efectos principales: las personas se enojan mucho cuando están muy asustadas, o bien las personas se enojan cuando necesitan más espacio en la vida. Como los niños que crecen y abarcan más espacio; los niños que no consiguen este espacio de los padres se enfadarán, cada vez más, y luego tal vez se diga que no están concentrados en la escuela o lo que sea, pero de hecho necesitan espacio, porque los niños expanden el planeta. Parte de la ira es que no tenemos el espacio, el territorio que necesitamos, un territorio energético, y el respeto que necesitamos para florecer, para que yo respete tus dones y tu inteligencia, tú respetes los míos y juntos construyamos el mundo.
A menudo esto no sucede porque muchas personas no han sido respetadas, han sido lastimadas, han sido torturadas. Todavía no escuchamos su dolor. Porque queremos seguir adelante con la historia sin escuchar ese dolor. ¿Por qué esto no funciona? Porque entonces te mantienes igual, la gente permanece igual, no crecemos.
En la reconciliación, la ética crece. La reconciliación es el jardín de la ética, porque escucho cómo te sentiste cuando yo te torturé. Tendré que sentir lo que sentiste, a fin de llegar a ser una persona diferente. Si no lo hago, no puedo continuar. Puedo intentar superarlo, pero no puedo continuar. Seguiré caminando en el tiempo-después (after-time), lo que significa que estaré muy influenciado por mi pasado. Cuando paso por encima de ello, y no escucho tu dolor, o tu no escuchas el mío, estamos bloqueados en el tiempo. Tu no podrás seguir adelante, ni yo tampoco.
En esta vida, o quizás con nuestros hijos, o en otro momento, cuando sea, en un momento dado, este bloqueo reaparecerá. Luego decimos “oh, alguien en Israel se enamoró de alguien de Berlín” Ah, de verdad? Muy romántico!, pero ésta no es toda la historia, hay otra energía que emerge, que se metió en el océano y resurgió de nuevo. Parece como que salió más tarde, pero no es más tarde. Si no nos escuchamos el dolor del uno y del otro, podemos tratar de escaparnos de alguna manera, pero no podemos continuar. La evolución no puede continuar. Correremos, como en los cómics, sobre el mismo espacio. Ya sabes esa figura de los cómics que van corriendo, pero que están en el mismo sitio. Porque este karma de mis acciones me devolverá la llamada. Así que camino en mi burbuja del tiempo-después (after-time), parece que estoy activo, que estoy haciendo, pero algo me llama de vuelta. Las relaciones traumáticas se transmiten de generación en generación.
Incluso si es duro, porque lo que nos hicimos entre nosotros fue y es duro, y el dolor que nos hemos inflingido fue y es un dolor real. Gente que se torturaron unos a otros, esto es un verdadero dolor. El crecimiento ético llega cuando me permito sentir el espacio del no sentir desde el que actué.
Entonces, ¿qué pasa con la víctima que mantiene esa superioridad moral de “tú eres el torturador”?. Por supuesto el torturador se cierra: “¡cómo te atreves a llamarme así! tenía muchas razones. Te lo merecías. ¡Deja de ser la víctima!”. Te quedas en ese juego
Mientras mantengamos la discusión en el nivel racional, solo estaremos en el departamento de defensa. Tal vez no con las armas, pero en el departamento de defensa personal. Entonces se convierte en una discusión: ser víctima, no ser víctima. Pero lo real es que la herida no es una herida mental, es una herida emocional y física y ahí es donde debe ser tratada.
Necesitamos crear espacios en que se permita que todas estas acusaciones vuelvan a mi experiencia. Y aprendamos a ser testigos unos de otros, atestiguar las experiencias de los demás y participar en ellas. Crear algo significativo juntos, una mutualidad. A partir de esta mutualidad, si no entramos en discusiones racionales, cuando tu sientas que yo siento tu enojo, algo en ti se relajará. Si tu sientes que yo te siento, o yo siento que tu me sientes, que tienes algo importante, algo entre nosotros se relajará.
Pero a menudo no queremos sentirnos unos a otros, porque significa mucho, significa permitir que el pasado regrese. Si lo permites, ahí es donde ocurre la transformación. Lo que ha ocurrido en Irlanda o en diferentes lugares del mundo, es que tenemos que llegar a un lugar donde haya bastante gente -no todo el mundo tiene que hacer este trabajo-, pero sí bastante gente que desbloquee la energía suficiente para que suceda un nuevo movimiento. Por eso creo que, en última instancia, esas cosas solo las podemos resolver a través de la mutualidad. La mutualidad crea un crecimiento ético, esto significa que mi corazón se abre más de lo que era antes. Llego a ser una persona diferente porque me permito entenderte y sentirte.
Eso es lo que estamos haciendo aquí, aprendemos a sentirnos unos a otros. Siento lo que siento mientras tu hablas, mientras habla cualquiera de nosotros, y creo una unicidad significativa. Sin esto solo nos quedamos en discusiones, sólo financiamos el departamento de defensa para que emprenda la próxima guerra: que si eres tú, que si soy yo... Después, la calidad de víctima y la calidad del perpetrador pueden abrirse a la experiencia real, porque víctima y perpetrador es una noción que se sitúa por encima la experiencia real. Nosotros lo llamamos así, pero en realidad no dice mucho. La experiencia real que está abajo sí dice mucho, si puedes abrirte, lo hará.
Qué está pasando en ti?
Es lo último que dijiste, que la víctima y el perpetrador están sentados, pero debajo hay algo más. Es como dejándome ir hacia abajo y explorar. Dejándome tocar por lo que está debajo de eso. A ver lo que hay. Es algo que no sé. Está la curiosidad por ver, ah, aquí hay algo interesante para explorar.
Una de las cosas más profundas es que, en la víctima, siempre hay un lugar de impotencia o indefensión [helplessness]. No queremos sentir esta impotencia. Cuando la gente se ve atrapada en la guerra, o son prisioneros, o víctimas de abuso, y hay un momento en el que ya no puedes hacer nada, se llega a un nivel de impotencia, “ya está, no hay nada que pueda hacer”. Ese momento no se quiere sentir. Ese es un momento muy difícil. Es mejor enojarse, buscar venganza, hacer todo tipo de cosas que estar en ese lugar. Pero creo que si puedes compartir que hay enojo, que hay miedo... a menudo hay un lugar donde nada más era posible ya, del que no había escapatoria, no podíamos hacer nada, era así. En la impotencia hay un dolor muy profundo, es algo que queremos evitar. Pero si podemos compartir ese lugar otra vez, y de verdad sentirnos el uno al otro en ese lugar, ese es un momento muy poderoso. Debido a que se revive lo que se había bloqueado, se puede abrir nuevamente. Esa energía puede regresar y transformar la impotencia en creatividad otra vez. Cuando se está paralizado... no queremos sentirnos paralizados en la vida, no queremos sentirlo. Ése también es un componente del trabajo sobre el trauma, sobre algo severo que haya sucedido. Especialmente en guerras, violencia, abuso, tortura, prisioneros... así vemos que lo que llamamos víctima es una serie de composiciones de experiencias. Cuando tocamos la experiencia real, ahí es donde tenemos la intimidad con nosotros mismos. Y esto es lo que crea una nueva intimidad con los demás.